Este programa explora la instrumentación camerística paradigmática del período barroco: la sonata a trío. A pesar de su nombre, la sonata a trío exige más de tres intérpretes, ya que la línea del bajo es convencionalmente interpretada por al menos dos instrumentos: uno de tecla, que realiza la función armónica, y uno de cuerda o viento, con la capacidad de sostener notas largas, en este caso, el fagot. Sobre esta base, dos instrumentos de registro agudo desarrollan el diálogo musical. Las primeras obras de este tipo vieron la luz en la Italia de mediados del siglo XVII, acá representadas por Biagio Marini, quien basó la suya sobre una melodía popular conocida como “La Monica”, y Tarquinio Merula, basándose en el famoso bajo ostinato de chacona, infatigablemente repetido a lo largo de la pieza. Hacia finales del siglo, gracias a la demanda internacional de músicos italianos en las cortes y teatros de Europa, la sonata a trío se exporta a todos los centros musicales del continente. Purcell y Handel en Londres, así como Elisabeth Jacquet de la Guerre en París ejemplifican este fenómeno de globalización, amalgamando cada uno a su vez variantes dialectales de sus respectivos países a la receta original italiana. Finalmente, el Concierto para flauta, violín, fagot y bajo continuo (aquí en versión para dos violines) de Vivaldi se nos presenta como un híbrido entre géneros, exponiendo por un lado el virtuosismo prototípico del Concierto para solista(s), pero adaptado al formato de cámara de la sonata a trío. Intérpretes: Guillermo Salas Suárez y Erasmo Solerti, violines barrocos. Catalina Guevara Klein, fagot barroco. María Clara Vargas Cullel, clave.
GAM Cultural utiliza cookies, si sigues navegando aceptas su uso. Saber más.Aceptar